Muchos padres preguntan muy preocupados por qué muerden sus hijos y cuáles son las consecuencias de que muerdan en un centro de desarrollo infantil. Aquí comentamos por qué antes de los tres años, esta conducta es algo natural (con lo cual no queremos decir aceptable) y por qué requiere de nuestra atención y correcta orientación de modo que, como cualquier conducta inadecuada pueda ser disminuida y luego extinguida.
Cuando nuestr@s pequeñ@s aún son bebés, muerden simplemente por una reacción: “colocan algo en la boca y trata de morderlo para poder adquirir conocimiento del elemento que ingresó a ese medio”, también muerden cuando empiezan a hacer erupción los dientes o los molares, para poder aliviar el dolor, algo así como cuando nos dan una toalla para morder cuando va a suceder algo muy doloroso, pues esto facilita la liberación de la sensación de dolor.
L@s niñ@s pequeñ@s, sobre todo antes de hablar, muerden o golpean respondiendo a sus impulsos o a la necesidad de lograr una meta. También lo hacen para liberar estrés o frustración y es que no saben cómo decirnos que se sienten “mal”.
Algunas corrientes psicológicas lo atribuyen a que antes de los 4 años, nuestr@s bebés se encuentran en un periodo de agresividad instrumental, es decir, utilizan la agresión como un instrumento para lograr un objetivo: quedarse con un juguete, quedarse con mamá e incluso, la utilizan para expresar el afecto cuando su emoción es muy intensa y no pueden expresar con palabras lo que están experimentando en ese momento. Es decir, muchas veces nos muerden para decir “Te quiero con todas las fuerzas del mundo”
L@s niñ@s menores de 3 años no razonan, ni programan esta conducta, sino que utilizan lo que esté en sus manos o en sus bocas para obtener lo que desean. Es común que suceda especialmente antes que desarrollen el lenguaje, pues al no poder verbalizar su deseo ceden al impulso y hacen uso de la agresividad sin que esto signifique que el/la niñ@ sea violent@ o malcriad@, sino que son “niñ@s”.
- Como padres o cuidadores responsables debemos, primero ponernos en su lugar, ya sea tu niñ@ quien ha mordido o hayan mordido a tu bebé; trata de entender cuál fue el motivo por el que sucedió. ¡Ni tú niñ@, ni otr@ niñ@ muerde o golpea por maldad! Lo hacen por lograr un objetivo y sin razonar, por lo tanto, es muy importante guardar la calma y entender.
- Mantente atent@ a su frustración, cuando l@s niñ@s no pueden lograr un objetivo, pueden morder, incluso cuando las personas que están en su entorno no han hecho nada para molestarles. Inmediatamente que te des cuenta que está fastidiado por algo, acércate y explícale que sabes lo que está sintiendo, muéstrale tu disposición para ayudarle. Esto l@ hará sentirse más segur@, más tranquil@; incluso, si lo necesita puedes abrazarl@ para que libere un poco el estrés y pueda seguir realizando las actividades adecuadamente.
- Es importante ayudarl@ a canalizar su agresividad natural, mostrándole herramientas adecuadas y aceptables para conseguir las metas. Ponte a su nivel, tómal@ de las manos y mientras hablas dale un masaje relajante en ellas; explícale con seriedad (pero sin cólera) que lo que acaba de hacer no estuvo bien, que entiendes que quería el juguete, pero que morder no es la manera adecuada de reaccionar. Cuando hagas esto, tu rostro no debe mostrar molestia, ni miedo, ni tristeza (rostro plano). Cuándo los/las niñ@s reciben comprensión de parte de su padres o cuidadores, al haber mordido, eliminan más rápido esta conducta.
- No actúes de manera desmedida cuando esto ocurra: las reacciones con grandes ojos abiertos, gritos inesperados o llamadas de atención, pueden servir como reforzadores y, en lugar de eliminar la conducta podemos ayudar a que se haga crónica, haciendo mucho más difícil que el/la niñ@ olvide esta conducta, pues a ell@s les encanta generar emociones/respuesta a sus conductas.
- Pídele que te ayude a reparar el daño, por ejemplo, frotando la mordida que, mire lo que ha sucedido, sin generar sentimientos de culpa o de pesar, que no conllevan a nada positivo. Debe ser un momento serio y tranquilo para que tu bebé no piense que se trata de un juego.
- Ayúdal@, poniéndole nombre a lo que siente, esto hará que aprenda pronto a expresar sus emociones y se reduzca el tiempo en que permanezca este tipo de agresión.
- Estimula su lenguaje nombrando diversos elementos. Cuanto mayor sea su vocabulario y más estructurado tenga el lenguaje, menor será la ocurrencia de estas conductas inapropiadas y entenderá qué puede hacer daño a los demás, cada vez que muerde o golpea a alguien. Los niños que obtienen el desarrollo del lenguaje tardíamente y cuyos cuidadores no pueden interpretarlos con facilidad, tienden a morder con mayor frecuencia. Mucha atención a esto.
- Mantente disponible: l@s niñ@s qué saben que tendrán la atención de sus padres o cuidadores cuando la requieran, utilizan menos conductas agresivas para conseguir sus metas, pues ante una dificultad llamarán rápidamente a quién lo protege para que le dé una mano y pueda conseguir lo que siente que necesita o qué es suyo. Es en este momento en que nosotros de manera responsable reforzamos que nos haya llamado y le ayudamos a verbalizar lo que requiere (Por ejemplo: “Dame eso”, “eso es mío”, “alto, no hagas eso”, “No me lo quites, estoy jugando”) para que poco a poco, desarrollen su autonomía.
La crianza es una constante, tu niñ@ está en proceso de desarrollo, por lo que esta situación podría repetirse y tenemos que estar atentos como padres y cuidadores para recordarles cómo esperamos que se comporten. Recuerda que necesita aprender a vivir adecuadamente y nosotros somos quienes estamos capacitados para mostrarle cómo y ser guía de sus conductas.
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