El error se ha considerado a través del tiempo como algo negativo que denota ineptitud, de modo que, equivocarse es mal visto por todos. Para los educadores, sobre todo de la primera infancia, el error es una herramienta fundamental, ya que, a partir de él, los niños aprenden de sus propias acciones en situaciones que, para nuestros planes, muchas veces son imprevisibles.
En donde los adultos vemos un error, los niños ven un desafío, una oportunidad de absorber todo lo que le propone la situación. Por ello debemos ser comprensivos con sus procesos, con sus posibilidades. Cuando estamos en la sala de actividades es un encanto poder observar a los niños absortos, descubriendo por ellos mismos, concentrados por mucho más tiempo del que deberían y es que encontrar desafíos es lo mejor que puede sucederles, la posibilidad de aprender para ellos es infinitamente motivadora y les genera el compromiso de lograr lo que “aparentemente” se proponen.
Para aprovechar el error como elemento constructor de aprendizajes en casa, te sugerimos que:
· Respetes los momentos de juego libre sabiendo que en estas circunstancias también están aprendiendo.
· Confíes en qué al auto-dirigirse también pueden lograr aprendizajes.
· Procures no decirle cómo usar un juguete o un elemento, cuando se lo entregues, sino más bien, acércaselo y que él/ella descubra cómo debe trabajarlo o manipularlo. Un mismo elemento puede usarse de muchas formas. Solo desde tu mirada será la forma correcta o incorrecta, pero no desde la suya.
· Aceptes que cada acto tiene una consecuencia y ella lleva consigo un aprendizaje.
· Fomentes la experimentación para que produzcan sus propios pensamientos o ideas (Una idea posterga una anterior y esta puede ser postergada por una nueva que se generó por la experiencia)
· Exhortes a tus niños a practicar y practicar, esto les brinda la oportunidad para aprender y lo prepara para la libertad.
· Utilices la equivocación en el proceso de la enseñanza, asegurando un clima amigable, que no es amenazador y donde existe aceptación.
· Escuches sus ideas, o “mires” sus ideas, cuando no pueden hablar. Esto te ayudará a tomar conciencia de sus acciones, te facilitará aprender sobre su proceso y a entender sus sentimientos y su motivación.
· Consideres el enfoque “de la meta” de tu niño: lo que hace justo en este momento, es lo que le parece atractivo, necesario, suficiente. Los logros en nuestros pequeños bebés son sencillos, pero importantes y evidentes cuando después de aprender algo lo comparten con los más cercanos.
· Permitas que se esfuerce por lo que quiere lograr. Reconociendo que un contexto de motivación interna, el aprendizaje, se obtendrá siempre de forma significativa.
· El reconocimiento o “halago” es importante, pero no excedas la intensidad del reconocimiento, pues cuando el reconocimiento o celebración estén ausentes, podría percibirlo como un fracaso.
· Si en algún momento percibimos que necesita ayuda, se la ofrecemos diciendo: ¿Necesitas ayuda? ¡Al parecer esto está siendo difícil eh! Te acercas suavemente esperando que te otorgue el elemento para que lo ayudes en lo que necesita. Acércate con tranquilidad para regular su frustración y realiza las actividades de a pocos para no exceder la ayuda que requiere (Muchos niños solicitan ayuda con gestos o palabras y los padres con la intención de ayudarlos, completan toda la actividad y eso genera molestia en los pequeños, en especial después de los dos años, cuando quieren empezar a hacer las cosas “solitos/as” por eso, la ayuda debe ser mínima y preguntar a cada paso si necesita algo más).
· Promuevas que acepten y defiendan el error como una oportunidad, formando niños/as fuertes, que sean capaces de entender que un error no es lo último, que lo último es el conocimiento.
Como cuidadores responsables, jamás determinemos la desviación del objetivo como un “fracaso” porque el fracaso, implica un juicio de tu parte. El/la niño/a, en cambio, nunca tendrá esa percepción de su propio trabajo, a menos que lo aprenda.
Cuando nuestros niños/as no consideran el objetivo del adulto, lo dejan fuera de su trabajo y el miedo al fracaso no existe. De modo que cuando algo no sale “bien” lo intentan repetidamente o se proponen nuevas metas, replanteándolo todo. Esto lo prepara para superarse y le genera confianza, por lo que no dejan de ser felices y para nosotros eso es lo más importante.
Los cuidadores respetuosos reconocen que el error sirve como la base, como el andamio para construir, no sólo su aprendizaje, sino la confianza en sí mismo y la posibilidad de ser resiliente en situaciones adversas.
Ayuda a que tu bebé conserve su mentalidad abierta, poderosa y efectiva para aprender, sé su soporte para que no abandone el ansia por conocer y la curiosidad ,solo por equivocarse; para que se lancen a los desafíos que les plantea la vida y que luchen por cumplir sus objetivos.
Comments