La motricidad cumple dos funciones importantes en la relación que entabla el niño con su medio: primero, hace posible la comunicación con posturas y gestos que acompañan a la comunicación verbal, segundo, permite los desplazamientos del propio cuerpo en el espacio y la manipulación de los elementos. La adquisición de movimientos autónomos, es un factor muy importante, porque además de establecer la relación del niño con el mundo que lo rodea, le provee de una seguridad personal tal, que no puede entenderse, sino siendo testigo de ello.
Cuando el niño se “mueve”, comprueba que puede tomar objetos por sí mismo y desplazarse hasta lugares a los que antes sólo llegaba con la colaboración del adulto (cuando iba en brazos o porteado). Esto, modifica su mundo que anteriormente se caracterizaba por la dependencia. El descubrimiento de la acción y de su capacidad de transformar el mundo modifica el sentido de “sí mismo” iniciándolo en la conquista de su autonomía.
En los primeros años de vida el desarrollo motor es básico, ya que el proceso de aprendizaje se produce a través de las experiencias de movimiento y la acción del niño sobre los objetos, jugando un papel fundamental en el desarrollo intelectual, afectivo y social, por lo que debe constituir nuestro gran objetivo como formadores.
Necesitamos que nuestros niños se sientan seguros y con dominio global del cuerpo, porque estas dimensiones del desarrollo personal autónomo son determinantes para todos los demás aprendizajes.
A nivel motor le permite al niño:
- Dominar su movimiento: “coordinación motriz”
- Conocer las dimensiones del espacio que permitan su ubicación y desplazamiento en el mundo de los objetos, como la distancia, la altura, el arriba y el abajo, la profundidad, etc.
- Tener conciencia del cuerpo estático y en movimiento
- Dominar el equilibrio
- Controlar la respiración
- Desarrollar el ritmo
- Dominar los planos horizontal y vertical (al pasar de echado a sentado y luego parado)
- Dominar los planos bajo, medio y alto (al reptar, gatear y luego caminar y/o correr)
A nivel cognitivo le permite al niño;
- Mejorar la memoria, atención y concentración.
- Discriminar colores, formas y tamaños
A nivel social y afectivo permite a los niños:
- Conocer y afrontar sus miedos, así como relacionarse con los demás.
- Sentir que “puede” hacer cosas (o resolver problemas) por él/ella mismo/a
- Procesar y desarrollar la identidad; pasando de la percepción concreta de su cuerpo en “un espacio” a la autopercepción a un nivel más afectivo y personal, pasando de un “estoy en este mundo” a un “soy en el mundo”
- Observar el entorno, para sentirse cómodo y regular sus tensiones corporales.
- Expresar sus necesidades a través del movimiento
Esta idea del desarrollo autónomo fue comprobada por la pediatra Emmi Pikler, al observar que los niños desarrollaban mucho mejor la fuerza muscular y las capacidades de movimiento sin la interacción de los adultos. La razón es que existiría un dispositivo de maduración o época sensible para desarrollar estas competencias de manera natural. De modo que los mismos infantes buscarán los recursos para lograrlas si el ambiente o las condiciones (mobiliario o cuidados de los adultos) no se lo impiden.
Es por esta razón que es de gran importancia contar con diversos tipos de materiales en las zonas de desplazamiento, como suelos de madera, suelos de goma, alfombras de diverso tipo, sin exagerar con la suavidad, ya que las texturas muy suaves o lisas provocan pobres estímulos sensoriales; también deben existir superficies verticales, como paredes, barrotes, muebles o escalones, que les permitan sujetarse, trepar (siempre con supervisión) y ponerse de pie, porque pueden y lo desean.
Los principios del Movimiento en libertad de Pikler son:
- El movimiento es autónomo, parte del niño y es hecho por el niño
- El niño se desarrolla adecuadamente cuando es cubierto en sus necesidades básicas, en una relación de respeto
Los padres o formadores deben:
- Manifestar paciencia y acompañamiento, mostrando consideración y dulzura.
- Evitar intervenir intempestivamente en la aparición y en el desarrollo de sus funciones como rodar, sentarse, ponerse de pie, iniciar la marcha o correr
- Evitar acelerarlo cuando muestre algún avance, al tomarle las manos o colocándolo en un andador para que le facilite la tarea, por ejemplo
- Durante la adquisición de los movimientos resulta fundamental que aceptes la autonomía del niño/de la niña y confíes en él/ella.
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