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¿QUÉ HACER CUANDO MI BEBÉ NO QUIERE COMER?


La alimentación representa una de las actividades básicas y necesarias para el desarrollo de nuestros bebés. Es un tema que preocupa a todos los padres, en especial a aquellos que tienen pequeños con alguna alteración en las sensaciones que registran del medio. A estos niños les cuesta recibir alimentos nuevos en la boca porque les generan sensaciones que no conocen y la percepción es algo parecida a una agresión. De modo que rechazan alimentos nuevos, prefiriendo alimentarse con aquellos que les generan seguridad y confort. En otras ocasiones, las dificultades para comer en nuestros pequeños, se puede deber a la falta de tonicidad de los músculos masticatorios, a una inadecuada posición en la silla o a problemas de coordinación motriz, lo que genera demasiado esfuerzo para el proceso de alimentación, por lo que prefieren evitarlo y pasar a una actividad que pueda ser más divertida.


Estos tips a continuación pueden servir para aquellos niños con alguna alteración, pero también para cualquier bebé reacio/a a probar nuevos alimentos:

- De ser posible te recomendamos que busques una mesa y silla que les permita estar cómodos pero seguros. Los niños que tienen dificultades para mantenerse bien sentados deberían poder mantener los pies apoyados sobre el piso. Si tienes la posibilidad, consigue una silla pequeña tipo cajón para que lo contenga y al mismo tiempo le brinde autonomía. De ese modo te aseguras que tú niño/a no desvíe su atención al sentir los pies batiendo en el aire, como lo hacen en las sillas de comer altas. Al mismo tiempo, si se mantiene contenido (“sujetado, lo que le hace estar bien sentado.), no pierde energía tratando de mantenerse en una buena postura.


- Procura que el momento de comer sea agradable, por lo que, si tu niño/a acaba de pasar un momento de estrés, ha tenido una crisis de llanto o se molestó porque no pudo obtener algo que quería; te recomendamos dejar pasar un momento para luego iniciar la actividad de alimentación.


- No es necesario que tu niño/a coma rápido. Coloca en el plato pequeñas cantidades de alimento para que no se enfríe y en la medida en que va terminando puedes ir incrementando alimentos, sí así lo desea.


- Combina en el plato alimentos frescos como vegetales o frutos. Esto lo puedes hacer a partir de los 14 meses o en el momento en que su pediatra lo recomiende.


- Procura que no coman bocadillos entre comidas.


- Permítele que se ensucie al momento de comer, que pueda experimentar. Lo recomendable es que hagas esto cuando empieza a comer alimentos sólidos, alrededor de los 7 u 8 meses o cuando ya puede sentarse bien y llevarse los alimentos de manera autónoma a la boca. Esto le dará tiempo de experimentar durante unos meses para que después de los 2 años pueda adquirir los hábitos adecuados en la mesa.


- Cuando sea el momento en que adquiera hábitos alimenticios, observa de qué forma coge sus cubiertos, si notas que tiene cierta dificultad, consigue cubiertos que tengan mangos más gruesos. Los/as niños/as pequeños necesitan agarrar elementos gruesos para facilitarles la prensión.


- Se siempre tú quien decida lo que debe comer tu bebé. En caso de que quieras practicar la elección, bríndale dos alimentos igualmente nutritivos, que tengan una apariencia motivadora para generar curiosidad, que tenga colores para que despierte el interés de llevarlo a la boca, probar sus sabores y sus texturas.


- Cuando tengas propuesto introducir un alimento nuevo, muestra el alimento que le vas a dar, colócalo sobre 2 platos para que puedas utilizar la alimentación receptiva, un poco para él/ella un poco para ti, diciéndole cómo se llama, para qué es bueno ese alimento, los colores que tiene, quienes lo comen o qué sabor tienen. Por ejemplo, si vas a introducir zanahorias puedes decir: Estas son zanahorias de color anaranjado. La zanahoria me encanta, tiene sabor algo dulce, es crujiente; les encanta a los conejos y a mí también. Tomas un pedazo y empiezas a comerla. Tu niño/a debe ver que disfrutas de comer el alimento, no intentes provocar que la coma, no presiones, solo motívalo con tu entusiasmo. Sí todavía no la va a probar y solamente quiere manipularla (tocarla, olerla o lamerla); permíteselo. Hay niños que necesitan varios días de relación con el alimento antes de probarlo adecuadamente. No lo olvides, los niños/as que tienen dificultad para aceptar alimentos sólidos se toman su tiempo, pero si tú no te das por vencido, pronto lograrás que tu niño/a se alimente adecuadamente y de manera saludable.


- SI te has percatado que tu niño/a come con agrado algún tipo de puré, pero se rehúsa a comer otros alimentos, antes de seguir insistiendo, te recomendamos que al puré o a la mazamorra que ya come, le cambies las características. Por ejemplo, si está acostumbrado/a a comer una mazamorra que no es muy espesa, puedes ir espesándola un poco más, día con día; pero no cambies el espesor drásticamente de un momento al otro, sino de manera paulatina. Lo mismo puedes hacer con la temperatura, si está acostumbrada/o a comerla muy tibia, dásela cada día un poquito más fría o a la inversa. Prueba también con las bebidas y con el agua con la que se enjuaga la boca después de cepillarse. Haz lo mismo con las texturas de los cepillos dentales, altéralas de manera gradual para que se vaya adaptando. Esto le ayudará a que sus receptores estén más dispuestos a aceptar estímulos y “alimentos” nuevos, aportando de manera significativa a su desarrollo cognitivo, como un adicional.


- Cuando ya tu niño tenga la capacidad para hacerlo, procura implicarlo en la preparación de los alimentos y mientras los preparan pueden ir probando.


- También puedes buscar una cocina de juguete con ollitas y platos y en vez de poner alimentos de juguete, puedes implementar una zona de alimentación. Por ejemplo: colocas en recipientes, pequeñas cantidades de yogurt, pequeñas cantidades de fruta o vegetales que tú desees incluir en su dieta, junto con otros que si le gusten mucho y cuando “juegue” contigo y te los dé, tú prácticas en ese momento de alimentación receptiva diciendo: qué deliciosa la lechuga verde, está sabrosa, a los niños juguetones les encanta comer lechuga, también a mí. En otro momento sólo lo observas para fomentar el desarrollo de su autonomía y el juego libre. Así podrás determinar cuáles son sus preferencias.


- Pon atención a la calidad de la alimentación y a la nutrición que los alimentos le brindan, más que a la cantidad de alimentos que tus niños/as consumen.


- Observa cuáles son las reacciones de tu niño/a; si desde el primer momento tuvo la iniciativa de probar algún alimento muy oloroso sin ninguna molestia, quiere decir que no tendrá ningún problema, pero si la primera vez lo repele, comienza por los alimentos que tengan olores menos intensos para facilitarle la confianza de probarlos. Algunos niños/as no aceptan este tipo de alimentos porque les molesta su olor.


- Cuando les des comida en trozos, observa que la mastiquen adecuadamente. Esto les ayudará a tener una mejor digestión, de forma que la comida les genere confort, además de satisfacerlos adecuadamente.


- De ninguna manera los obligues a comer. Eso podría provocar dificultades más adelante, tan complicados como los desórdenes alimentarios.


- Pueden escuchar música tranquila, de preferencia que no tenga letra para que no tengan que cantarla, mientras el niño come, buscando que sea un ambiente calmado, de relajación, pero también de alegría. También puedes contarle historias que se relacionen con los alimentos que está comiendo.


- ¡Lo más importante! No pierdas la calma, tu niño/a comerá sin duda. Mientras vayas introduciendo nuevos alimentos complementa la alimentación con algunos que ya son habituales. Este proceso es de mediano plazo no lograrás los cambios de un día para el otro. Pueden demorarse 20 días, 40 o 60; de modo que te recomendamos tener un gran sentido del humor y mucha confianza en que tu niño logrará el objetivo de alimentarse bien, es decir, saludablemente y en la medida adecuada.


- SI sientes que ya no desea probar, no pelees, solo le decimos tranquilamente: “Al parecer ya no quieres comer más, eh”. Esperas unos segundos, intentas que pruebe nuevamente y si realmente observas que no lo desea, dices: “Definitivamente creo que ya no deseas más”, retiras el plato y lo llevas a asearse. El momento de la alimentación nunca debe ser asociado con pasar un mal momento.


Recuerda que los niños pasan por periodos donde el crecimiento es más acelerado, normalmente cuando esto sucede nuestros niños/as comen en mayor cantidad, incluso con mayor velocidad. Cuando los periodos de crecimiento se desaceleran, la naturaleza maravillosa de nuestros pequeños provoca que la ingesta de alimentos disminuya, por lo que, si tu niño/a se muestra saludable, tiene buen humor, juega de forma divertida y no muestra ningún signo de debilidad o enfermedad; no debes preocuparte. En estas situaciones en especial cuida mucho la calidad de lo que come y si es preciso que pongas alimentos nutritivos dentro de un puré o dentro de un batido, es una buena idea para alimentarlo adecuadamente sin que le genera estrés y no tengan que discutir para que puedan pasar un buen momento siempre. Lo que sí debes considerar es que, por comodidad no debes dejar de intentarlo. Siempre que tu niño tenga complicaciones para probar un nuevo alimento, intenta nuevamente, las veces que sean necesarias. No es suficiente que una, dos o tres veces te muestre su desagrado, no lo presiones, pero sigue intentando de vez en cuando. A veces, a las personas nos cuesta aceptar un nuevo sabor o una nueva textura, pero después de un tiempo puede llegar a encantarnos. Si dejas de intentarlo estarás propiciando que pierda la oportunidad de tener sensaciones diferentes y una gran alimentación.


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