Las funciones ejecutivas, son algo así como las habilidades mentales jefes de todas las demás. En ellas residen las posibilidades de tener éxito en la vida. Entre las funciones ejecutivas se consideran la capacidad para establecer metas, la planificación, flexibilidad de pensamiento, control de la inhibición, autorregulación del comportamiento y la fluidez verbal.
Estas habilidades tienen como objetivo principal, permitir que nos adaptemos a las situaciones nuevas y complejas que se nos presentan. Para nosotras como encargadas de la formación de niños, son muy importantes porque si bien sabemos que van a terminar de formarse hasta la adultez, se inician desde la primerísima infancia y son muy importantes para el desempeño escolar y laboral. Debido a ello creemos que todos los implicados en la crianza de los niños pequeños debemos conocer y trabajar en fomentarlas.
Establecimiento de metas
Nos permite tener la capacidad de mantenernos firmes para conseguir un objetivo. Esto implica perseverar a pesar de las dificultades. Es la primera que podemos observar en nuestros bebés, por ejemplo: cuando quiere alcanzar un elemento estirándose o tratando de rodar, alrededor de los 5 meses. La recomendación es que sin dejar de acompañarlo y estar pendiente, para que no se frustre, procures su autonomía y realice lo que está en capacidad de hacer, aunque tenga que esforzarse un poquito o tú le ayudes otro poquito. Si el elemento que quiere coger está muy lejos para su alcance, puedes acercar a tu bebé un poco, para que pueda alcanzarlo, pero con algo de esfuerzo. De ese modo se sentirá apoyado/a, pero también satisfecho/a por el logro.
Planificación
Nos permite tener la habilidad de identificar y organizar los pasos necesarios que te llevan a lograr una meta concreta, completar una tarea o satisfacer tus deseos. Es importante para la toma de decisiones y la distinción entre lo que es prioritario y aquello que no lo es. Puedes observarla en tu bebé a partir de que utiliza alguna herramienta para lograr sus objetivos, como cuando usa un juguete para alcanzar otro. La recomendación es facilitarle herramientas cuando se le presenta alguna complicación, por ejemplo, si quiere sacar una flor del jardín, pero está lejos, tú coges una rama y dices: “Nos servirá para alcanzarla”, la usas para atraerla hasta ustedes y que tu bebé pueda tomarla; finalizas diciendo: ¡Si sirvió la ramita, eh! También los estimulas cuando les enseñas a usar el banquito para llegar al lavatorio del baño o cuando le muestras que, si quiere llevar muchos elementos a otro lugar, puede usar la carretilla. Modela y comenta lo que haces, indicando los pasos, por ejemplo: Voy a llevar todos los muñecos, los colocaré en el carrito y los jalaré ¡Qué divertido! Al llegar dices: “Este carrito, sí que sirve, pude traer todos los muñecos”. Hazlo cada vez que tengas oportunidad. Deberás notar que tu bebé se inicia en la planificación después de los 10 meses, que es la etapa en la que empieza a recordar con más claridad eventos anteriores, sin embargo, solo podrá verbalizar un plan alrededor de los 3 años.
Flexibilidad de pensamiento
Nos permite tener la habilidad de cambiar los planes para adaptarnos a los cambios del entorno, sin salir perjudicados. Al encontrar un obstáculo, tu meta no tiene porqué desaparecer, sino que es más productivo encontrar una manera de superar ese obstáculo inesperado. La flexibilidad cognitiva nos ayuda a encontrar alternativas adecuadas. Desarrollar esta habilidad también nos permite mirar los problemas desde otro ángulo y buscar soluciones diversas. La recomendación es fomentarla desde los 10 u 11 meses, como cuando pones un juguete dentro de una caja, introduciéndolo por un agujero, pero no se puede sacar por allí mismo, sino que tendrá que mover la caja. O sea, tendrá que tolerar la frustración de no poder conseguirla por donde intenta primero, plantearse una perspectiva diferente y cambiar su plan, para conseguir resultados distintos. Puedes realizar al menos una vez a la semana un ejercicio como este cuando tu bebé ya haya cumplido 12 meses: Si siempre vas por el mismo camino a la bodega con él/ella, da la vuelta por otro lado, haz el camino distinto y lleguen a la misma bodega, esto le dará una perspectiva distinta. Entrena esta habilidad para que le sea sencillos adaptarse a las normas o requerimientos cotidianos que surgirán después de los 3 años.
Control de inhibición
Nos permite tener la habilidad de pensar antes de actuar. Nos sirve para resistir la tentación de decir o hacer algo de lo que después podamos arrepentirnos. Nos permite, también, tomarnos el tiempo de evaluar una situación y las consecuencias de nuestro comportamiento. La recomendación en este caso es trabajar con dos recipientes o cajas y frente a tu bebé colocas un elemento en el recipiente 1, para que lo saque, después de algunos intentos, colocándolo en el mismo recipiente (1); cubres la visión de los recipientes y colocas el elemento en el recipiente 2. Verás que lo buscará en el recipiente 1 y pensará que desapareció, al darse cuenta poco a poco, entenderá que primero debe buscar en los dos recipientes para encontrar la solución. Lo mismo sucede cuando pasas una moneda o juguete pequeño de un puño a otro. Cuando se encuentren en una situación como esta, es muy importante que el bebé tenga tiempo para tener ideas y posteriores razonamientos. Otra forma divertida de fomentarla es jugando al corremos, corremos, ¡Stop! Detener el paso apurado o el baile intempestivamente es un modo de prepararlos para estar atentos al cambio.
Auto-regulación del comportamiento
Nos permite tener la habilidad de gestionar las emociones, los estados de ánimo o la motivación con el fin de lograr los objetivos, completar las tareas, mantener el control y dirigir el comportamiento hacia la meta que te has propuesto. Lo más importante para procurar el desarrollo de esta habilidad es que nuestros bebés aprendan poco a poco a reconocer sus emociones, nombrándolas. Por ejemplo, cuando están molestos o tristes diciendo: “Entiendo que estás molesto porque tropezaste y te caíste, no te has golpeado, solo te molestaste, ya verás que pasa pronto y estarás bien, para jugar otra vez.” Si fuera el caso que, al caerse, tu bebé se golpeó, nunca subestimes su dolor, reconócelo, ayúdalo y acompáñalo, diciendo tranquilamente: “Sé que dolió, voy a ayudarte, pronto pasará, entonces querrás jugar otra vez”. Otra manera muy importante de fomentar esta habilidad es modelando la forma correcta de gestión de emociones, sin exagerarlas, pero sin reprimirlas, sino que debemos vivirlas y luego reparar lo que haya que reparar, para estar nuevamente equilibrados y sin dañar, ni a los demás, ni a nosotros/as mismos/as.
Fluidez verbal
La fluidez, se refiere a la producción de las palabras, pero tiene que ver más con la cantidad de palabras que podemos producir. Se entiende que a mayor vocabulario, mayor posibilidad de entender a los demás y dejar que los otros nos entiendan, haciendo más sencillos los proceso de aprendizaje y la convivencia. La fluidez verbal está muy asociada a la edad del niño, pero también con el nivel de vocabulario de los padres o cuidadores. La recomendación para trabajar esta habilidad, es leer y leerles frecuentemente, hablarles adecuadamente, nombrando a los objetos como corresponde; con ritmo y a una velocidad adecuada. Sirve muchísimo jugar a decir nombres de animales, de juguetes, palabras que empiezan con “A”, por ejemplo, entre otros.
Existen algunas otras habilidades que trabajan en asociación con estas primeras, como la memoria de trabajo, la organización, el control del tiempo y la iniciativa. Lo maravilloso, es que al fomentar unas, también trabajamos sobre las otras. Por ejemplo, en un juego de dramatización que inicia una niña de 26 meses, ella maneja la inhibición, para no salir de su personaje de vendedora, además usa la memoria de trabajo, que le permite realizar la actividad, hasta terminarla; tiene como meta conseguir compradores, por lo que debe organizarse; ofrece sus productos haciendo un plan, gritando o sonriendo a los que pasan, para que adquieran sus productos; regula su comportamiento y se acomoda a la situación, por lo que también hace uso de la flexibilidad cognitiva. Todas trabajando en conjunto, que con nuestra compañía y fomento forman seres competentes.
“Las funciones ejecutivas son procesos cognitivos de alto nivel que nos permiten asociar ideas, movimientos y acciones simples para llevar a cabo tareas más complejas.” (Shallice).
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