Cuando los niños tienen entre 7 meses y 3 años de edad están listos para explorar el mundo. Los padres tienden a generar sentimientos de preocupación o de frustración, porque tienen temor de que algo les pueda suceder o que echen a perder los objetos que están en su entorno.
Lo más importante siempre será la preparación de los ambientes, es decir estructurar su entorno, organizándolo para que esté seguro y tenga un buen espacio para desplazarse con facilidad. Esto no quiere decir guardar todo a su paso o colocar algodón por dónde camine, sino verificar que no corra peligro. Los niños necesitan convivir en espacios donde hallan elementos que puedan explorar y al mismo tiempo respetar como adornos, cajones, etc. Siempre que el riesgo sea controlado no debemos alterar la decoración de nuestros hogares debido a ellos, además nuestros niños merecen vivir y disfrutar un hogar “bonito”.
Cuando hay estructura en el entorno, será posible que acompañes su conducción sin controlarlo o prohibirle constantemente. La limitación del comportamiento genera emociones negativas y además no lo prepara para la libertad. El espacio del bebé, es decir, una habitación para que juegue, solo es válida hasta antes de los 6meses, después de ese momento necesita recabar mucha información y para ello necesita desplazarse. No desesperes porque después de los 3 años volverá a este espacio seguido, ya que comenzarán sus periodos de concentración.
Otro aspecto a considerar son las rutinas, cuando los niños pequeños saben “lo que viene” desarrollan el sentido de seguridad y se sienten cómodos. Todo lo predecible les hace más sencilla sus vidas, de modo que estarán más dispuesto a aceptar límites e instrucciones. Cuando un bebé aprende que después de comer debe lavar sus manos o que antes de ir a jugar come un bocadillo, también aprende que los adornos de mamá los puede manipular un momento y luego dejarlos en su lugar.
La confianza es también un elemento crucial y a menudo es lo que más nos falta cuando nuestras respuestas e instrucciones no funcionan. La confianza es decisiva, debemos ser optimistas, creer que más tarde o más temprano entenderán la idea de los límites y no desfallecer, pero debemos hacerlo sin severidad, porque ello evidencia nuestro propio descontrol. Los niños perciben nuestros sentimientos y pueden detectar fácilmente si creemos en nuestras decisiones y direcciones. Si nosotros/as no confiamos en ellos, no hay posibilidad alguna de que nuestros hijos desarrollen autoconfianza, lo que significa que es mucho más probable que lloren, se quejen, protesten o se opongan, porque seguirán dependiendo de nuestras instrucciones.
“Esta es una ley universal sobre la crianza de los hijos: los niños no pueden abordar las situaciones con confianza a menos que nosotros lo hagamos primero”. (Lansbury, 2014)
La recomendación siempre será: ¡Dile lo que necesitas que haga! Y si lo/la tienes que retirar del lugar, hazlo, con confianza, sin forzar, luego otórgale nuevamente la libertad. ¡Es verdad, todo tiene que ver con confiar! Cuando demuestras autodominio, no le das la oportunidad de creer que es muy interesante andar por donde no deben, si observan tu rostro de descontrol, ellos podrían pensar: “Qué cara tan especial pone mamá cada vez que me acerco a la escalera o que gracioso se ve papi cuando entro en esa habitación” y estimularlos a volver a hacerlo.
Aquí algunas orientaciones:
Elige ser directo/a, práctico/a, calmado/a y firme, deja de lado las vacilaciones, los gritos y las ansiedades que perjudican a niños y padres.
Nuestros niños “necesitan” orientación, siempre probarán hacerlo todo, porque quieren aprender, pero nosotros/as tenemos el deber de instruir en lo que puede exponerlos y se debe hacer tranquilamente, sin problemas, sin extendernos: las instrucciones cortas surten mayor efecto, ¡Siempre!
Escucha y observa su mensaje. Reconoce la necesidad real de moverse en libertad y explorar para apropiarse del conocimiento que le rodea.
El interés de un niño por aprender sobre el mundo le motiva a utilizar sus sentidos, estos le ayudan a entender cómo las cosas son parecidas o diferentes unas de otras, pero además esa información generará sinapsis que servirán como base para futuros aprendizajes.
Explorar es el medio que ellos usan no solo para aprender sobre los objetos, sino también sobre cómo solucionar problemas.
Los niños se fascinan con cómo funcionan las cosas, cómo se miran por dentro, y cómo están hechas, por ello, siempre que no sean dañinos, permíteles un acercamiento respetuoso a los elementos que le llamen la atención.
Conductas motoras como levantarse, pararse, gatear, caminar, subirse, y correr ayudan a los niños a explorar y probar su ambiente, pero al mismo tiempo explorar permite que estás conductas se conviertan en destrezas.
La exploración o manipulación de elementos pequeños es la mejor manera de desarrollar coordinación entre ojos y manos, lo que le ayudará con el dibujo, la pintura, manualidades y la escritura.
Mantente disponible cuando explore, a veces se sentirá fuera de control y como aún no sabe cómo pedir ayuda, deberás estar cerca para apoyarlo. Cuando un niño sabe que puede explorar su entorno y luego regresar a sus padres o cuidadores cuando necesita ayuda, se sienten seguros y confiados.
Cuando tome algo que no corresponda, reconoce sus emociones diciendo: parece que no te gustó no poder tomar eso, ¡Eh! ¡Te has molestado! Los niños se sienten aliviados cuando a través de nuestras palabras, tono y acciones conocen y controlan sus desconciertos, así aprenden a no alterarse, están listos para ayudar, y para entender, por lo que seguirán en su camino de aprender, con confianza, pero con límites.
Por último, debes aceptar, eso quiere decir relajarte, porque ellos necesitan explorar el hogar y cualquier entorno que visiten. En lugar de esforzarte por hacer lo “correcto” para direccionarlo, ¡Acepta! Dejar ir y deja que los sentimientos sean, con lo cual no estamos diciendo que debes dejarle hacer lo que deseen, pues sus deseos pueden ser imprudentes o peligrosos. Dejar ir es aceptar que no siempre tu niño estará de acuerdo contigo, y que eso no es problema, siempre que lo que tú priorices sea saludable y apropiado para su desarrollo.
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