El sentimiento de abundancia es necesario en el desarrollo de nuestros bebés. Que sientan que tienen lo que necesitan es importante para el desarrollo de su estabilidad en todos los aspectos, sobre todo el emocional. La sensación de abundancia es eso que se siente, cuando no te hace falta algo, cuando sientes que eres feliz con aquello que tienes o con lo que puedes producir. Suele pasar que, en ocasiones, con el objeto de “criar bien” a nuestros pequeños, hacemos afirmaciones como: “ya se te cayó el agua, ahora te quedas sin agua”, lo cual de ninguna manera viene siendo constructivo, no enseña, no acompaña y carga de culpa a un@ pequeñ@ que no sabe qué hacer con ella. La propuesta a esta situación es la de dar alternativas, como: “creo que con este vaso se derrama el agua, voy a cambiarte de vaso”, “Has derramado el agua, limpia por favor, mientras te sirvo un poco menos”
El sentimiento de abundancia, ese sentimiento de que no nos hace falta alguna cosa, programa las mentes para el éxito, para el logro de las metas porque sentimos que tenemos lo que merecemos; y eso que merecemos es bueno. Si siento eso cuando soy pequeño no aceptaré algo diferente, cuando sea mayor.
Sentir abundancia de ninguna manera se refiere a realizar actos de derroche o de gastos excesivos, sino más bien tiene que ver con una mentalidad positiva, de pensamiento optimista, una manera alegre de sentirnos con respecto a nuestra vida y lo que poseemos, pero considerando aquello que realmente importa.
Muchas veces, los padres o cuidadores confundimos esta abundancia que refleja seguridad y optimismo por lo que nos toca vivir, con una sobreabundancia de bienes materiales y creemos que el tener demasiado, sin límites y con excesos; generan algún tipo de bienestar en nuestros niños.
Ya desde hace tiempo se sabe que la sobreestimulación no favorece el desarrollo adecuado en nuestr@s niñ@s, sino que, en cambio, lo perjudica, por lo que en estas fechas de Navidad la recomendación es celebrar el amor que nos une y nos hace fuertes como familia, restando la importancia a los obsequios. Y sí, si queremos darnos regalos para celebrar el estar juntos, eso es bueno, pero necesitamos mostrar a nuestros niñ@s que se puede celebrar la abundancia, pero desde un aspecto más emocional, de modo que no fomentemos la seguridad en base a los objetos materiales, el consumismo o el desarrollo de la estima personal en función a lo que podamos tener.
El sentimiento de la abundancia también tiene que ver mucho con la idea de que al tener todo lo que necesito, estoy dispuesto a entregar a los demás, a compartir. Por ello, las fiestas navideñas son el momento propicio para fomentar estas actitudes beneficiosas de generosidad, desde nuestro sentimiento de placer por tener lo que es necesario y ser feliz. Todos los que somos felices disfrutamos el compartir lo que poseemos, en especial, nuestras emociones. Comparte con tus niños en esta época de celebrar, aprovecha el tiempo para pasarlo con ellos, demuéstrales que hay abundancia en diversas situaciones cotidianas como:
· Cuando pasamos tiempo con nuestros seres queridos y lo disfrutamos apagando el televisor o el teléfono para entregarle ese momento a ellos.
· Cuando podemos conectar con otros miembros de la familia y visitarlos porque tenemos mucho amor para compartir.
· Cuando tenemos tiempo para estar en un estado pacífico, sin estrés, quizá un poco alejados, buscando la naturaleza, en un entorno donde no haya ruidos y donde el estado de ánimo sea agradable.
· Cuando jugamos con nuestros hermanos, amigos o primos.
· Cuando nos reconciliamos luego de una disputa, porque tenemos la posibilidad de disculpar y sobreponernos.
· Cuando tenemos comida suficiente para estar satisfechos.
· Cuando algo se me cae, no habrá problema porque puedo tener un poco más después o si algo se acabó no tendré que preocuparme porque más tarde o mañana podré tener un poco más, puede ser que no pueda comer eso mismo, pero tengo otras posibilidades para elegir algo que disfrute.
· Cuando podemos hacer planes de lo que podemos hacer mañana o la próxima semana sobre las actividades que prefieran, los libros que quieren leer, la ropa que se quieren poner; porque confiamos en los “mañanas”.
· Cuando podemos hablar bajito en nuestra cama o quizá en una carpa, sobre lo que queremos, lo que soñamos, hasta quedarnos dormidos.
· Cuando podemos saltar, brincar y dar vueltas, porque estamos llenos de energía; pero, también cuando la energía se agota y podemos tumbarnos bien relajados a tomar un descanso o una siesta.
· Cuando podemos hacer las cosas sin estar apurados todo el tiempo, para lo cual, es importante no planificar más actividades de las que podamos ser capaces de realizar. El éxito de las actividades con los niños se fundamenta en darles el tiempo para que puedan disfrutarlas y darnos el tiempo para que también disfrutemos nosotros de estar con ellos y verlos felices, aprendiendo y experimentando.
· Cuando podemos ir a lugares nuevos para compartir actividades y hechos fantásticos, diferentes.
· Cuando podemos confiar en nuestros niños porque les damos las indicaciones sin prohibiciones y podemos ver el resultado de la crianza positiva.
Comments