Entre los dos y tres años de edad suele suceder que los niños y niñas piden las cosas gritando o llorando. Esto ocurre, de forma natural, porque los niños aún no pueden comunicarse a través del lenguaje hablado fluidamente, por lo que su forma de comunicación se torna intensa y muchas veces dramática, ya que sus pensamientos y deseos, exceden la posibilidad de hacerse entender. No desesperes, lo adecuado en estas situaciones es no caer en la tentación de discutir con ellos.
Aquí te dejamos algunas pautas que puedes tener en cuenta:
Ø Trata de evitar las situaciones que pueden desencadenar mucha frustración en tu hijo/a y por ende la pataleta.
Ø Ten en cuenta que durante este periodo (entre el año y medio y los tres años), si los niños están cansados, con hambre o aburridos pueden ponerse más irritables, debido a que aún no pueden expresar sus necesidades de forma adecuada.
Ø Debes esforzarte por mantener la calma, háblales suavemente, pero firme y diles: “Cuando gritas así, no puedo escucharte, mejor me explicas que te sucede cuando te calmes”.
Ø Procura estar atento al aura (esos pequeños cambios de conducta que indican que viene en camino una pataleta), como dar pisotones, aferrarse a tu pierna, etc. Si vemos alguno de ellos procura distraer al niño/a con algún elemento o actividad que te permita desviar su atención y sacarlo del conflicto.
Ø No le cedas el control, si le entregas lo que te pide a gritos, reforzarás la conducta, propiciando que se repita. Recuerda: “si obtuvo lo que quería gritando y llorando, aprendió que es muy efectivo”
Ø Hay algunos niños que buscan inmediatamente contención emocional, como abrazos para poder calmarse. Otros en cambio exigen su espacio, mientras se entrenan en el desarrollo del autocontrol. Obsérvalo para que conozcas cuál es su deseo y lo respetes. Si necesita que lo abraces, y lo haces, no significa que lo estarás consintiendo, solo lo/la acompañarás y entenderás, aunque seguirás firme en tu decisión de no ceder. Justamente porque amas a tu niño o niña, es que quieres que atraviese este proceso con calma y que lo supere con gracia.
Ø Ignora la conducta cuando tenga la pataleta, nunca ignores a tu niño/a, él o ella son seres valiosos y ustedes los aman. Ellos deben tener claro que ese valor no cambia en ninguna circunstancia. Al “ignorar” la conducta procura hacer otra actividad que no sugiera indiferencia, asegurándote que él/ella no corra peligro.
Ø Déjale claro que cuando acabe el momento de crisis estarás allí para abrazarlo y escucharlo. De esa forma evitarás que se sienta inseguro y al mismo tiempo no cederás, manteniendo el control.
Ø Controla tus reacciones, no te pongas nervioso, ni seas demasiado rígido, no los responsabilices por lo que pasa, es parte de su desarrollo natural.
Ø Si al final de la pataleta quiere hablar acerca de lo que pasó, es importante que te agaches a su nivel, así sabrá que lo estás escuchando y le prestas atención.
Ø Algunas veces, sobretodo, después de los 3 años, las pataletas pueden ocurrir porque siente que no le das la atención que necesitan. Si es por esta causa, busca más espacios con tu niño/a. Conocer la razón, siempre te dará ventaja.
Ø Crea consenso con los familiares y cuidadores, todos deben estar informados de tu proceder con respecto a las pataletas, así todos actuarán de la misma forma. Tu niño/a tendrá mayor organización y ustedes, mayor posibilidad de eliminar la conducta.
Ø Aunque te duela verlos así, recuerda que este es un momento de frustración que les servirá como referente más adelante. Si logra superar esto con tu compañía, podrá superar también las dificultades que se le presenten en el futuro. Además, será una oportunidad excelente para que entienda que no siempre podemos obtener lo que queremos y prevenir frustraciones. ¡Siempre con el objetivo de educarla/o!
Ø Nunca olvides reforzarlos cuando logren calmarse. Puedes darles un abrazo y felicitarlos por haberse calmado. Y cuando se comporten adecuadamente y logren pedir las cosas de forma correcta, puedes decirles algo como: “Me agrada tanto que seas capaz de pedir las cosas sin llorar, que bueno está esto”.
Si logras encaminar la conducta hacia una forma de expresión saludable, estarás ayudándolos a superar con éxito este periodo.
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