Hasta hace algún tiempo se consideraba que el uso de calzado en los bebés era importante para cubrirlo del frío. Incluso se recomendaba para ayudar a darle forma al pie del bebé, por lo que los padres dedicaban gran parte de su tiempo a elegir el calzado ideal, creyendo que esto favorecería no sólo la estructura del pie sino, los ayudaría a fomentar el desarrollo motor y a conseguir la marcha.
Desde que nacen los bebés y aproximadamente hasta los 8 meses de edad el pie, en especial la planta tiene mayor sensibilidad de recepción que la mano. Por eso, es tan importante que no usen ningún tipo de calzado ni cobertor, ya que harán el intento de “coger” con los pies para poder obtener información. Y es que en este primer periodo las articulaciones de los pies tienen gran flexibilidad y sus músculos son muy suaves, dándoles la posibilidad de tomar cosas, por lo que la recomendación será dejarlos al descubierto la mayor parte de tiempo posible.
Es importante también señalar que, durante los tres primeros años el pie de los bebés alcanza los dos tercios del tamaño que tendrá lo largo de su vida por lo que se considera que en este periodo crece proporcionalmente más que en cualquier otra etapa de la vida, desarrollándose a nivel articular, consolidando y solidificando los pequeños huesos que lo conforman; por lo que es importante que pueda tener libertad ya que de ninguna forma se ha comprobado que el calzado favorezca el desarrollo del pie, por lo contrario, sabemos que si el calzado no es adecuado puede perjudicar el desarrollo del pie y mucho más allá interferir en su desarrollo motor.
Los centros de desarrollo que abrazan la crianza natural siempre te recomendaran que tu bebé permanezca sin calzado dentro de tu casa y procurarán hacer lo mismo dentro del centro, de modo que pueda tener contacto con las diferentes superficies, como maderas, alfombras suaves, alfombras más esponjosas, suelos de goma, grass; de modo que pueda obtener información de las diferentes texturas, temperaturas, dureza de los materiales. Esta recomendación durará incluso después de haber superado los 8 meses, para asegurar que el crecimiento del pie sea en un estado libre, sin restricciones y sin presiones. Además, durante el proceso de ponerse de pie y hacerse caminante, les ayuda a aprehenderse de las superficies regulares e irregulares, procurándoles el desarrollo del equilibrio postural autónomo y favoreciendo el desarrollo de la propiocepción, que es lo que le ayuda a definir cuál es su posición dentro de un espacio y a percibir su movimiento, lo que fomenta la obtención del esquema corporal, o sea, la conciencia de su propio cuerpo.
Esta es la vía más efectiva para captar la información del medio y muy utilizada por los centros que trabajan actividades sensoriales permanentemente, aprovechándola para la manipulación y percepción de información de todos los materiales propuestos. Al utilizarla como una vía adicional ayuda a su cerebro a organizar la información, pues no satura, sino que diversifica el ingreso de los datos del entorno. Además, cuanto mayor sea la cantidad de datos que obtienen del medio, mayor posibilidad de entender el mundo.
Si aún consideras que es importante que tu niñ@ utilice calzado para protegerle del frío, de la humedad o de los golpes propios de la etapa, te recomendamos que:
Ø El calzado sea hecho de material muy flexible (la parte superior y la suela del mismo zapato, que debe ser lisa, pero no resbalosa).
Ø En la fabricación del calzado no deben existir costuras.
Ø La forma de cerrarlo, debe ser muy sencilla, de preferencia con velcro o sólo para colocarlo.
Ø Tengan punta redondeada o cuadrada.
Ø No debe quedar flojo, pero sí permitirle una pequeña holgura que no debe sobrepasar los 10 milímetros, aunque no te parezca, el calzado muy grande o muy ajustado provoca caídas innecesarias en nuestros pequeños y malestar.
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